miércoles, 8 de junio de 2011

El final que Puccini no pudo escribir


Ópera: Turandot, estrenada en 1926 en La Scala de Milán.

Autor: Giacomo Puccini con libreto de Giuseppe Adami y Renato Simoni.

Gota: Esta es la escena final de Turandot. Impresiona la grandiosidad del coro, que apoyándose en la celebérrima melodía del Nessun dorma resulta realmente emocionante. Lo curioso es que no lo compuso Puccini. En 1924 el maestro de Lucca ya llevaba años trabajando en Turandot, pero se le resistía el final, no terminaba de estar satisfecho con el texto. A los pocos días de haberse decidido por un nuevo desenlace, lazándose de nuevo a componer, le fue diagnosticado un terrible cáncer de garganta que en un mes y medio terminó con su vida. Puccini apenas tuvo tiempo para dejar algunos esbozos y apuntes sobre la conclusión de la obra, pero le fue imposible terminar la partitura. La conclusión de la obra le fue encomendada a Franco Alfano, que la concluyó intentando ajustarse a las instrucciones dejadas por el maestro antes de morir.
Este hecho, la repentina muerte de Puccini y la posterior conclusión de Turandot por parte de Alfano, acabó por dar lugar a uno de esos grandes momentos mágicos que jalonan la leyenda lírica. Un año y medio después de la muerte de Puccini y una vez concluida la obra por Alfano, La Scala de Milán sacó sus mejores galas para el esperadísimo estreno mundial de Turandot, la última gran ópera italiana. Como en los magnos acontecimientos, al frente de la orquesta se encontraba Arturo Toscanini, considerado por muchos el mejor director de orquesta de la historia. Mediado el tercer acto de la obra, justo tras la última nota que Puccini pudo escribir, el maestro Toscanini bajo la batuta, interrumpió la música y se dirigió al público: «Qui termina la rappresentazione perché a questo punto il Maestro è morto.». El telón cayó y en aquella primera noche, en un último homenaje a Puccini, no se representó la parte final compuesta por Alfano.
Por cierto, que en aquella mítica noche un español tuvo una gran protagonismo: Miguel Fleta, el gran tenor aragonés, encarnó al protagonista, Calaf. Pero esa otra historia y debe ser contada en otra ocasión.

1 comentario: