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viernes, 24 de junio de 2011

Dio che nell'alma infondere

Opera: Don Carlo, estrenada en el Teatro Imperial de la Ópera de París en 1867.


Autor: Giuseppe Verdi con libreto en su versión italianan de Achille de Lauzieres y Angelo Zanardini, basado en el drama de Schiller Dom Karlos, Infant von Spanien. 


Gota: hablábamos a principio de semana de las múltiples versiones que circulan por la red del maravilloso duo  "Dio, che, nell'alma infondere", muy útiles para contrastar con la versión que proponíamos con Rolando Villazón y Dwayne Croft en la  DNO de Amsterdam. Vamos a repasar algunas de ellas. Teresa dejó un comentario apuntando su preferencia por esta otra versión de la Royal Opera House de Londres, también con Villazón pero con Simon Keenlyside como Rodrigo, mucho más sobria pero igualmente fabulosa. 






También destaca la clásica interpretación de Josep Carreras, en lo más alto de su carrera, y Piero Capuccilli, a decir de muchos el mejor barítono de la segunda mitad del siglo XX, bajo la dirección de Karajan en el festival de Salzburgo, realmente sobrecogedora.







Por último, el muy interesante montaje del MET, tan ajustado a los cánones, con Plácido Domingo junto al barítono canadiense Louis Quilico.





En fin, que ustedes dirán, esperamos sus comentarios para conocer hacia donde escoran sus preferencias.



viernes, 6 de mayo de 2011

Galería de malvados (I): Scarpia


Opera: Tosca, estrenada en Teatro Costanzi de Roma en 1900.

Autor: Giacomo Puccini sobre libreto de Luigi Illica y Giuseppe Giacossa.

Gota: Puccini se equivocó. No debía haber llamado a esta ópera Tosca sino Scarpia, que es como se llama el malo, el jefe de la policía de Roma en tiempo de la invasión napoleónica y que está dispuesto a todo por acceder a los favores de Floria Tosca. El Barón Scarpia es uno de los personajes más sobrecogedores que hayan pisado un escenario y dota a Tosca de una profundidad conceptual que no alcanza ninguna otra obra de Puccini. La pasión,  el abuso, la manipulación, el poder, la religión como legitimadora del mismo… son aspectos que esta ópera aborda de manera magistral con Scarpia como epicentro. Es un malo malísimo, despiadado, brutal, que en su obsesión por poseer a Tosca es capaz de cualquier cosa. Este Te Deum en el que hoy recalamos es abrumador. Toda la maldad, toda la falta de principios, toda la manipulación de lo colectivo al servicio de lo particular, toma forma y se muestran de manera descarnada, alcanzando el climax con ese ¡Tosca, mi fai dimenticare Iddio! (¡Tosca, haces que me olvide de Dios!) realmente espeluznate. En este caso se trata de un montaje del Metropolitan en el que Scarpia está encarnado por George Gagnidze, un interesante barítono georgiano que el año pasado pudimos ver en el Simon Boccanegra del Teatro Real. ¡Qué miedo!

lunes, 25 de abril de 2011

Grandes Coros (I): Va pensiero, viva Verdi!!!




Ópera: Nabucco, estrenada en 1842 en la Scala de Milán.



Autor: Giuseppe Verdi, sobre libreto de T. Solera basado en el antiguo testamento y en Nabuchodonosor, de F. Cornué y A. Bourgeois.


Gota: Esta semana queremos dedicarla a algunos de los grandes coros de la historia de la ópera, y claro, empezar por Verdi nos parecía obligado. Los artistas sublimes, los creadores que trascienden su tiempo y entran en la eternidad, suelen sumar al genio creativo su condición de catalizadores y amplificadores de la realidad social que les tocó vivir. Hasta tal punto cumplió Verdi ese rol, que terminó por ser uno de los principales iconos del proceso de unificación de Italia del que ahora se cumplen 150 años. VIVA VERDI escribían los italianos por las paredes, un acrónimo que bajo un supuesto fervor melómano escondía el anhelo por la unidad de Italia bajo el reinado del rey Vittorio Emmanuel: VIVA VERDI = VIVA Vittorio Emmanuele Re DItalia. Todo empezó un 9 de marzo de 1842. Milán, todavía en manos austriacas, asistía al estreno de Nabucco, la tercera ópera de un prometedor compositor: Giuseppe Verdi. Parecía que sólo iba a ser una obra más, pero llegó el tercer acto y con él la magia: Va, pensiero, sull'ali dórate… Los milaneses, hartos de dominación extranjera y henchidos de deseo por construir un estado propio junto a sus hermanos italianos, sintieron que aquél canto, que aquel lamento del pueblo hebreo que añora su patria, no era sino una expresión de su propio llanto, de su propio anhelo de construcción nacional, y lo convirtieron en un himno de lucha. Había nacido un mito, Verdi, y pocos años después un estado, Italia, bajo el reinado de Vittorio Emmanuel I. La historia culmina casi 60 años después, en 1901, cuando en una fría mañana de enero todo Milán se echa a la calle para dar su último adiós al maestro Verdi, y al pasar el cortejo fúnebre, de manera espontánea, el pueblo comienza a cantar: Va, pensiero, sull'ali dórate… 
El montaje del Metropolitan, con su habitual vehemencia escenográfica, soberbio y con bis incluido.

lunes, 18 de abril de 2011

Hoffmann, cuentos que también gustan a los niños



Ópera: Les contes d’Hoffmann (Los cuentos de Hoffmann), estrenada en 1881 en la Ópera Cómica de París.

Autor: Jacques Offenbach, sobre un libreto de Jules Barbier basado en cuentos de E.T.A. Hoffmann.

 Gota: Creo que nunca he disfrutado tanto en un teatro como el primer día que pude llevar a mi hermana pequeña a la ópera. Tuve que esperar a que cumpliera los preceptivos ocho años que exigen en el Teatro Real y a un título suficientemente digerible para una niña pequeña: Los cuentos de Hoffmann. Entre preocupado por su escasa capacidad de aguante y tenso ante su imprevisible reacción llegamos a nuestro asiento. Me equivocaba, fue delicioso comprobar como la magia de la ópera es capaz de envolver a una personilla y mecerla entre sus brazos durante tres horas de risas, miedos, y hasta algún amago de ponerse a bailar sobre la butaca. Perdonen el abuso de este apunte personal, pero como es sentimiento noble el que uno añore a su hermana, y que nos sirve como escusa para disfrutar del precioso inicio del tercer acto de Los cuentos de Hoffmann, su famosa barcarola, estoy seguro de que ustedes sabrán disculparme. Y lleven a sus niños a la ópera, se sorprenderán.

miércoles, 13 de abril de 2011

Fidelio, un canto a la libertad




Ópera: Fidelio, estrenada en su versión definitiva en 1814 en el Kärntnertortheater de Viena.
 
Autor:  Ludwig van Beethoven sobre un libreto G.F. Treitschke.

Gota: cuando se acerca a la música alemana, el aficionado a la ópera no puede evitar dos profundos lamentos: que Bach no cultivase el género y que Beethoven sólo lo hiciera una vez. El primer lamento no tiene solución, ante el segundo uno se consuela volviendo a Fidelio una y otra vez. No sólo es una obra de una poderosísima instrumentación y de una enorme fuerza dramática, es también uno de los más bellos cantos a la libertad y contra la opresión política que uno pueda encontrar, y que refleja extraordinariamente la personalidad del propio Beethoven así como el tiempo que le toco vivir.  Uno de los momentos álgidos es este O welche lust o Coro de los prisioneros, en el que un grupo de presos políticos son liberados y muestran su alegría que contrasta con su miedo a ser apresados de nuevo: “¡Qué delicia respirar el aire! ...  ¡Oh, libertad, libertad! ¿Volverás algún día?” Qué ustedes disfruten de Beethoven y de la libertad.