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miércoles, 18 de mayo de 2011

Galería de malvados (IV): Pinkerton


Ópera: Madama Butterfly, estrenada en 1904 en La Scala de Milán.

Autor: Giacomo Puccini, con libreto de los míticos Illica y Giacosa.

Gota: Según la RAE malo es aquel que carece de la bondad que debe tener según su naturaleza o destino. Si es así Pinkerton es, aunque no lo parezca, para cambiarse de acera al verlo venir. Puede que este marinerito americano, blanco y reluciente cual primera comunión, no sea el clásico malvado de manual, con restos de sangre entre los dientes, pero es un auténtico truhán, un ser ególatra y narcisista, sin sombra de empatía, y nulo para valorar las consecuencias de sus actos, de esos que circulan por la vida a lo Strauss-Kahn, como si estuvieran en un supermercado donde basta desear algo para ir y cogerlo. Y para acentuar su maldad, para hacer más grave la afrenta, Puccini coloca enfrente a Cio-Cio-San, a Madama Butterfly, una criaturita, poco más que una niña, tan tierna, tan inocente, tan ingenua, tan delicada, tan entregada… un imán para que la maldad inconsciente y egoísta de Pinkerton se pose sobre ella con resultados fatales. Todo ese egoísmo hedonista queda perfectamente expresado en este Dovunque al Mondo, en el que nuestro malo de hoy, alegre, ufano, presume de su forma de vivir sin pensar en las consecuencias. La peculiar versión que hemos elegido, una producción cinematográfica de Jean-Pierre Ponnelle, tiene interés musical (Karajan, Domingo) pese a su peculiar puesta en escena tan lejos del Nagasaki de principios del siglo XX , no se asusten.

viernes, 6 de mayo de 2011

Galería de malvados (I): Scarpia


Opera: Tosca, estrenada en Teatro Costanzi de Roma en 1900.

Autor: Giacomo Puccini sobre libreto de Luigi Illica y Giuseppe Giacossa.

Gota: Puccini se equivocó. No debía haber llamado a esta ópera Tosca sino Scarpia, que es como se llama el malo, el jefe de la policía de Roma en tiempo de la invasión napoleónica y que está dispuesto a todo por acceder a los favores de Floria Tosca. El Barón Scarpia es uno de los personajes más sobrecogedores que hayan pisado un escenario y dota a Tosca de una profundidad conceptual que no alcanza ninguna otra obra de Puccini. La pasión,  el abuso, la manipulación, el poder, la religión como legitimadora del mismo… son aspectos que esta ópera aborda de manera magistral con Scarpia como epicentro. Es un malo malísimo, despiadado, brutal, que en su obsesión por poseer a Tosca es capaz de cualquier cosa. Este Te Deum en el que hoy recalamos es abrumador. Toda la maldad, toda la falta de principios, toda la manipulación de lo colectivo al servicio de lo particular, toma forma y se muestran de manera descarnada, alcanzando el climax con ese ¡Tosca, mi fai dimenticare Iddio! (¡Tosca, haces que me olvide de Dios!) realmente espeluznate. En este caso se trata de un montaje del Metropolitan en el que Scarpia está encarnado por George Gagnidze, un interesante barítono georgiano que el año pasado pudimos ver en el Simon Boccanegra del Teatro Real. ¡Qué miedo!

miércoles, 6 de abril de 2011

O soave fanciulla…



Ópera: La Bohème  estrenada en 1896  en el Teatro Regio de Turín.
 
Autor:
Giacomo Puccini sobre un libreto de Luigi Illica y Giuseppe Giacosa basado en la novela Escenas de la vida bohemia, de Henry Murger.

Gota: Escuchando este final del primer acto de La Bohème lloré por primera vez en la ópera. El casual encuentro y  fulminante enamoramiento de Mimí y Rodolfo, los protagonistas, culmina con este momento mágico, tierno y paradójicamente muy ingenuo, en el que él le declara su amor: o soave  fanciulla…eres el sueño que yo siempre quise soñar. No entiendo a esos aficionados, tan entendidos, que reniegan de Puccini, castigándose a ellos mismos sin disfrutar de esta música directa y sencilla, pero de una emotividad difícilmente igualable.  En este caso se trata de una producción de la Scala de Milán del año 2003, que cuenta dos extraordinarias voces, el argentino Marcelo Álvarez y la chilena Cristina Gallardo-Domâs, rutilantes estrellas de la lírica de  principios del siglo XXI y ejemplos del poderío de las voces latinoamericanas en los últimos años (como Flórez, como Villazón…).