Opera: Don Carlo, estrenada en el Teatro Imperial de la Ópera de París en 1867.
Autor: Giuseppe Verdi con libreto en su versión italianan de Achille de Lauzieres y Angelo Zanardini, basado en el drama de Schiller Dom Karlos, Infant von Spanien.
Gota: Ayer me preguntaba alguien si, vista la insistencia sobre el "Dio, che, nell'alma infondere", era este el único pasaje que consideraba reseñable de Don Carlo. Nada más lejos de la realidad, esta es una ópera realmente maravillosa que, pese a su enervante orientación pro leyenda negra, está llena de momentos muy hermosos, tantos que es difícil elegir. Llama la atención por contraste este Nei giardin del bello, también conocida como La canzone del velo. Parece como si en medio de esta ópera tan seria, circunspecta, herreriana podríamos decir, Verdi no hubiera podido resistir incluir un guiño al cliché de España que tanto le gustaba. Un país lleno de palacios, jardines, reyes moros y bailarinas escondidas tras velos, todo mucho más coherente con el ideal romántico del momento que con la sobria, austera y aburrida corte de Felipe II que describe la ópera. El montaje es el mismo que ya viéramos la semana pasada de la DNO de Amsterdam a cargo de Willy Decker. El rol de la princesa de Éboli lo encarna Violeta Urmana, una mezzosoprano y soprano lituana de proyección internacional, que ya pudimos ver en febrero en Bilbao como Lady Macbeth y que en unos días será Tosca en el Teatro Real de Madrid.