lunes, 19 de septiembre de 2011

La muerte de Licitra y el amor por la vida.




Ópera: Tosca, estrenada en Roma en 1900.



Autor: Giacomo Puccini con libreto de Illica y Giacosa sobre el drama de V. Sardou "La Tosca".


Gota: Subió a la moto y, como sólo un divo de la ópera podría hacer, se ajusto el pañuelo al cuello para proteger su garganta. ¿El casco? No, a él lo que le preocupaban eran sus cuerdas vocales.  Pero algo salió mal, la moto cayó y el cuerpo de Salvatore Licitra impactó contra un muro. Su novia, que viajaba con él, salió ilesa. Él entró en coma y murió unos días después.  Fue el pasado cinco de septiembre. Tenía 43 años. Mucha vida por vivir y toda su carrera por delante.

“Ha muerto el sucesor el nuevo Pavarotti” repetían los medios en los días posteriores.  Pero sólo  había tres cosas en común entre ellos: el origen italiano, la oronda figura y que una tarde de primavera de 2002, en Nueva York, una indisposición del primero permitió al segundo debutar con gran éxito en el Metropolitan y dar el gran salto internacional.  Esa noche de gloria neoyorkina, y la apuesta decidida que por él hizo La Scala, lo convirtieron en  uno de los cantantes más solicitados del mundo. No estaba entre mis favoritos, pero no cabe duda de que  se lo rifaban los teatros: sólo en este año Milán, Berlín, Viena, Nueva York, Verona, Tokio, Hamburgo, Chicago…

Resulta irónico que el rol por el que será recordado sea el Mario Cavaradossi de “Tosca”. Ese fue el papel con el que sustituyó a Pavarotti en el MET, pero también con el que junto a Guleghina y Nucci, dirigidos por Mutti y con un montaje extraordinario de Luca Ronconi para  La Scala (el mismo que pudo verse en el Maestranza de Sevilla unos años después), consiguió realizar la que sin duda es su grabación más destacada, la que hoy nos ocupa y que hará que dentro de muchos años se le siga recordando. Y digo que es irónico porque jamás un personaje en una ópera ha realizado un canto tan hermoso a la vida, a las ganas de seguir viviendo, que el Cavaradossi  de “Tosca”. Quizá fue por ello por lo que, al saber de la muerte de Licitra, lo primero que me pidió el cuerpo fue volver a ver el DVD de esa noche en La Scala. Y quizá fue por ello por lo que ya casi al final,  con los primeros compases de “E Lucevan le Stelle”, no pude evitar un escalofrío  que se convirtió el lagrimas cuando  Mario Cavaradossi, por boca de Licitra, me decía “L'ora è fuggita, e muoio disperato! E non ho amato mai tanto la vita ...” Y es que es triste que sólo la muerte nos haga tomar consciencia de cuanto amamos la vida 



martes, 28 de junio de 2011

La canzone del velo


Opera: Don Carlo, estrenada en el Teatro Imperial de la Ópera de París en 1867. 

Autor: Giuseppe Verdi con libreto en su versión italianan de Achille de Lauzieres y Angelo Zanardini, basado en el drama de Schiller Dom Karlos, Infant von Spanien.
 

Gota: Ayer me preguntaba alguien si, vista la insistencia sobre el  "Dio, che, nell'alma infondere", era este el único pasaje que consideraba reseñable de Don Carlo. Nada más lejos de la realidad, esta es una ópera realmente maravillosa que, pese a su enervante orientación pro leyenda negra, está llena de momentos muy hermosos, tantos que es difícil elegir. Llama la atención por contraste este  Nei giardin del bello, también conocida como La canzone del velo. Parece como si en medio de esta ópera tan seria, circunspecta, herreriana podríamos decir, Verdi no hubiera podido resistir incluir un guiño al cliché de España que tanto le gustaba. Un país lleno de palacios, jardines, reyes moros y bailarinas escondidas tras velos, todo mucho más coherente con el ideal romántico del momento que con la sobria, austera y aburrida corte de Felipe II que describe la ópera. El montaje es el mismo que ya viéramos la semana pasada de la DNO de Amsterdam a cargo de Willy Decker. El rol de la princesa de Éboli lo encarna Violeta Urmana, una mezzosoprano y soprano lituana de proyección internacional, que ya pudimos ver en febrero en Bilbao como Lady Macbeth y que en unos días será Tosca en el Teatro Real de Madrid.    

viernes, 24 de junio de 2011

Dio che nell'alma infondere

Opera: Don Carlo, estrenada en el Teatro Imperial de la Ópera de París en 1867.


Autor: Giuseppe Verdi con libreto en su versión italianan de Achille de Lauzieres y Angelo Zanardini, basado en el drama de Schiller Dom Karlos, Infant von Spanien. 


Gota: hablábamos a principio de semana de las múltiples versiones que circulan por la red del maravilloso duo  "Dio, che, nell'alma infondere", muy útiles para contrastar con la versión que proponíamos con Rolando Villazón y Dwayne Croft en la  DNO de Amsterdam. Vamos a repasar algunas de ellas. Teresa dejó un comentario apuntando su preferencia por esta otra versión de la Royal Opera House de Londres, también con Villazón pero con Simon Keenlyside como Rodrigo, mucho más sobria pero igualmente fabulosa. 






También destaca la clásica interpretación de Josep Carreras, en lo más alto de su carrera, y Piero Capuccilli, a decir de muchos el mejor barítono de la segunda mitad del siglo XX, bajo la dirección de Karajan en el festival de Salzburgo, realmente sobrecogedora.







Por último, el muy interesante montaje del MET, tan ajustado a los cánones, con Plácido Domingo junto al barítono canadiense Louis Quilico.





En fin, que ustedes dirán, esperamos sus comentarios para conocer hacia donde escoran sus preferencias.



martes, 21 de junio de 2011

Villazón es Don Carlo



Opera: Don Carlo, estrenada en el Teatro Imperial de la Ópera de París en 1867.

Autor: Giuseppe Verdi con libreto en su versión italianan de Achille de Lauzieres y Angelo Zanardini, basado en el drama de Schiller Dom Karlos, Infant von Spanien.

Gota: Aprovechando el estreno esta semana en el Teatro Maestranza de Sevilla de Don Carlo, vamos a dedicar algunas entradas a esta obra, tan indiscutible hoy como custionada en su origen. No gustó a los franceses por no ajustarse plenamente al molde de la Grand Opera, a los españoles por ahondar en la la leyenda negra de Felipe II, ni incluso a los propios Italianos, que la sentían como una opera larga y oscura, ajena a su tradición. Esta fría acogida llevo al maestro Verdi a acometer diferentes recortes y transformaciones que no terminaron de funcionar, convirtiéndola en una ópera ajena al repertorio y que en la primera mitad del siglo XX apenas se representó. Paradójicamente a partir de los años 50 cambia su suerte, comienza a aparecer en teatros de todo el mundo con éxito creciente, hasta volver a convertirse en una obra de referencia en el repertorio verdiano, como hoy se la sigue considerando. De entre los múltiples grandes momentos que ofrece una ópera de esta longitud (la más larga de todas las que compuso Verdi) destaca el maravilloso, Dio, che nell'alma infondere, sin duda una de los más bellos dúos para tenor y barítono del repertorio, en la que un afligido Infante don Carlos confiesa a su amigo Rodrigo su amor por la esposa de su padre, Felipe II. Dada la profusión de versiones de calidad que abundan en la red, en los próximos días les plantearemos diferentes alternativas para que elijan según su gusto y parecer, pero hoy, para empezar, como Don Carlo el extraordinario Rolando Villazón, un prodigio de técnica y expresividad, y como Rodrigo Dwayne Croft, que fuera marido de Aihoa Arteta por más señas, en el rompedor montaje de Willy Decker para la DNO de Amsterdam. ¡¡¡Grandioso!!!

martes, 14 de junio de 2011

La jota triste de Kraus


Zarzuela: La Bruja, estrenada en el Teatro de la Zarzuela de Madrid en 1887.

Autor: Ruperto Chapí con libreto de Miguel Ramós Carrión y Vital Aza.

Gota: A finales del siglo XIX una crisis galopante tenía a España cogida por el cuello (¿les suena de algo?). Como estrategia de adaptación los empresarios teatrales se veían obligados a bajar los precios de las entradas si querían mantener las salas llenas, y como consecuencia la calidad y extensión de los montajes tuvo que ser recortado de manera drástica. Este hecho dio lugar al género chico, una zarzuela más corta, con menos recursos y dirigidas a públicos muy populares, puro entretenimiento sin grandes pretensiones artísticas. Fue en este contexto de apogeo de la zarzuela low cost en el que Chapí decidió apostar por reivindicar la Zarzuela grande, revitalizando una tradición que partía de Felipe IV y que es parte fundamental de la historia de la música española, creando para ello esta maravillosa obra, La Bruja. Es una zarzuela realmente sorprendente, muy próxima a la ópera por la densidad de la trama y la calidad musical, lo que le ha  permitido cosechar desde su estreno grandes éxitos, convenciendo incluso a los menos aficionados al género. Entre los momentos más brillantes de la obra se encuentra el que hoy nos ocupa,  el pasacalles seguido de la absolutamente maravillosa jota “No extrañéis, no, que se escapen”, uno de los momentos cumbres de la historia de la zarzuela. La versión no puede ser mejor, la grabación del 57 en la que Kraus subió el listón hasta un punto nunca después superado. Qué técnica, qué sensibilidad, qué obra de arte.

viernes, 10 de junio de 2011

Turandot: la versión Wzauscher



Ópera: Turandot, estrenada en 1926 en La Scala de Milán.

Autor: Giacomo Puccini con libreto de Giuseppe Adami y Renato Simoni.

Gota: Habíamos perdido la costumbre de intentar los viernes cerrar la semana con una sonrisa, vamos a recuperar buenos hábitos. Hablamos el otro día del final de Turandot que Puccini no pudo escribir, con el video de un montaje de impresionante poderío escénico del Met. Hoy revisamos el mismo final pero en un montaje más, ¿cómo decirlo?... más…¿informal? Wzaucher es ya todo un personaje en el mundo Youtube, tiene media docena de dratizaciones y "versiones personales” de grandes momentos de la historia de la música clásica, algunas de las cuales no tienen precio. Hoy nos deleita con la escena final de Turandot: diecimila anni!!!!

miércoles, 8 de junio de 2011

El final que Puccini no pudo escribir


Ópera: Turandot, estrenada en 1926 en La Scala de Milán.

Autor: Giacomo Puccini con libreto de Giuseppe Adami y Renato Simoni.

Gota: Esta es la escena final de Turandot. Impresiona la grandiosidad del coro, que apoyándose en la celebérrima melodía del Nessun dorma resulta realmente emocionante. Lo curioso es que no lo compuso Puccini. En 1924 el maestro de Lucca ya llevaba años trabajando en Turandot, pero se le resistía el final, no terminaba de estar satisfecho con el texto. A los pocos días de haberse decidido por un nuevo desenlace, lazándose de nuevo a componer, le fue diagnosticado un terrible cáncer de garganta que en un mes y medio terminó con su vida. Puccini apenas tuvo tiempo para dejar algunos esbozos y apuntes sobre la conclusión de la obra, pero le fue imposible terminar la partitura. La conclusión de la obra le fue encomendada a Franco Alfano, que la concluyó intentando ajustarse a las instrucciones dejadas por el maestro antes de morir.
Este hecho, la repentina muerte de Puccini y la posterior conclusión de Turandot por parte de Alfano, acabó por dar lugar a uno de esos grandes momentos mágicos que jalonan la leyenda lírica. Un año y medio después de la muerte de Puccini y una vez concluida la obra por Alfano, La Scala de Milán sacó sus mejores galas para el esperadísimo estreno mundial de Turandot, la última gran ópera italiana. Como en los magnos acontecimientos, al frente de la orquesta se encontraba Arturo Toscanini, considerado por muchos el mejor director de orquesta de la historia. Mediado el tercer acto de la obra, justo tras la última nota que Puccini pudo escribir, el maestro Toscanini bajo la batuta, interrumpió la música y se dirigió al público: «Qui termina la rappresentazione perché a questo punto il Maestro è morto.». El telón cayó y en aquella primera noche, en un último homenaje a Puccini, no se representó la parte final compuesta por Alfano.
Por cierto, que en aquella mítica noche un español tuvo una gran protagonismo: Miguel Fleta, el gran tenor aragonés, encarnó al protagonista, Calaf. Pero esa otra historia y debe ser contada en otra ocasión.

lunes, 6 de junio de 2011

Imposible disfrutar lo que no se conoce


Opera: Lohengrin , estrenada en Weimar el 28 de agosto de 1850 bajo la dirección de Franz Liszt



Autor: Richard Wagner, basado en una antigua leyenda germana.


Gota: Si no lo conocemos, tendemos a imaginar una ópera de Wagner interpretada por una señora gruesa disfrazada como una vikinga emitiendo terribles alaridos en un escenario de forma interminable. La realidad es completamente diferente. Wagner perseguía lo que él denominaba “Obra de arte total”, que incluía un combinación de literatura, teatro, música y ópera, compleja, profunda y densa. Acercarse a su obra (no sólo a su música) lleva tiempo y esfuerzo.
No obstante, y es algo generalmente desconocido, algunos de sus pasajes son muy habituales en nuestras vidas. Dejamos como ejemplo la marcha nupcial, en una versión de Abbado, con Domingo en el reparto, en la Ópera Estatal de Viena. Todo de lo más normal…. aunque obviamente el resultado es grandioso. Para acercarse a Wagner, empezar con esta ópera, y en concreto con esta versión, es un buen comienzo.
Y hablando de marchas nupciales, la otra gran representante del género (la de Felix Mendelssohn, que pertenece a su obra El sueño de una noche de verano  basada a su vez en una obra de William Shakespeare), fue creada por un autor que por concepción musical, artística y vital está seguramente en las antípodas de Wagner.

martes, 31 de mayo de 2011

La Lucía de Mariola



Opera: Lucia di Lammermoor, estrenada en 1835 en el Teatro San Carlos de Nápoles.



Autor: Gaetano Donizetti sobre un libreto de Salvatore Cammarano basado en la novela The Bride of Lammermoor de Walter Scott.


Gota: Cuenta la leyenda que cuando Donizetti compuso esta escena de la locura de Lucia di Lammermoor se limitó a escribir el acompañamiento musical, dejando a la cantante que estrenó la obra, Fanny Tacchinardi-Persiani, que libremente añadiera las coloraturas y filigranas que estimase oportuno. Estos añadidos han terminado por convertirse en parte de la obra y han hecho de este aria en una de las más exigentes y difíciles de ejecutar del repertorio lírico. No es casual que este sea el rol por excelencia de Mariola Cantarero, posiblemente la mejor cantante española de su generación. Además de una técnica portentosa y de un timbre bellísimo, su presencia en el escenario apabulla, es un soplo de aire fresco y naturalidad que eclipsa a quienes están alrededor. Disfruten de esta grabación Muziektheater de Amsterdam, admírense con su capacidad vocal y, si les gusta tanto como a mi, no desesperen, seguro que en los próximos meses tienen oportunidad de verla porque no para: en junio en Madrid en la gala lírica benéfica del Teatro de la Zarzuela, en septiembre El murciélago en el Campoamor de Oviedo, en octubre Lucia di Lammermoor en el Villamarta de Jerez, en Diciembre Linda di Chamounix en el Liceu, en febrero L'elisir d'amore en el Teatro Euskalduna de Bilbao, en marzo otra vez Lucia en el Maestranza de Sevilla...

jueves, 26 de mayo de 2011

Oh, mia patria, si bella e perduta



Ópera: Nabucco, estrenada en 1842 en la Scala de Milán.



Autor: Giuseppe Verdi, sobre libreto de T. Solera basado en el antiguo testamento y en Nabuchodonosor, de F. Cornué y A. Bourgeois.


Gota: ya hemos hablado en este blog de lo que el Va pensiero significa para los italianos, un himno de rebelión ante el invasor austriaco, un canto de amor a su patria. También hemos hablado del carisma, la pasión y capacidad de arrastre del maestro Riccardo Muti. Hoy vamos a hablar de lo que pasa cuando ambos, Muti y el Va pensiero, se cruzan.

Se celebraban recientemente los 150 cincuenta años de la creación del Estado italiano y en el Teatro de la Opera de Roma se conmemoraba, como no podía ser de otra manera, representando Nabucco. Era un día especial y allí se encontraban todas las autoridades del país, incluido el primer ministro Silvio Berlusconi. Terminada la interpretación del mítico coro de los esclavos Muti detecta algo, algo le pasa por la cabeza. Interrumpe la obra y se dirige al público conminándolo a decir basta, a aprovechar ese día tan especial, esa música tan significada, para expresar su hartazgo ante la bochornosa situación política del país, que entre otros aspectos está acabando con la cultura. Luego juntos orquesta, coro y público, ante todos los poderosos del país, cantan entre lagrimas el Va pensiero, en el que probablemente es el momento en el que la ópera y la rebeldia se hayan abrazado de un modo más intenso y emocionante desde aquel mítico día de 1842 en el que en La Scala se estrenó Nabucco. ¡Viva Verdi, viva la rebeldía!

miércoles, 25 de mayo de 2011

La traviata de Lisboa



Ópera: La Traviata, estrenada en 1853 en el Teatro de La Fenice de Venecia.


Autor: Giuseppe Verdi sobre un texto de Francesco Maria Piave basado en La Dama de las Camelias de Alejandro Dumas.

Gota: María Callas estaba ya en la cumbre en 1958. Idolatrada, perseguida y deseada, a sus cortos 35 años dominaba absolutamente el panorama lírico mundial imponiendo su ley. Era la divina, la más grande, el mundo estaba a sus pies y eso le permitía ciertas licencias. No todo iba a ser Milán, Nueva York o Berlín, no siempre la máxima exigencia, ya podía permitirse bolos de menor nivel artístico pero de primera para su economía personal. Era sencillo, siempre había alguna ciudad importante fuera de los circuitos principales dispuesta a rascarse el bolsillo con tal de conseguir que los focos que arrastraba la Callas les iluminasen aunque fuera por una noche. Y como ya tenían a la diva, el resto del elenco cuanto más discretito mejor, más barato para el teatro y la protagonista encantada, que a menos competencia menos hay que forzar la voz. De esta manera María Callas llegó a Lisboa en el mes de marzo, dispuesta a hacer caja fácil interpretando en el Teatro Nacional San Carlos uno de sus papeles míticos, La Traviata de Verdi. Cartel de no hay billetes, público entregado, Franco Ghione al cargo de la orquesta y entorno a ella un ramillete de desconocidos cantantes que debían limitarse a hacer de compasas a mayor gloria de la diva, los pobres no daban para más.

Pero la vida te da sorpresas y esa noche la historia de la lírica nos tenía reservada una. Resulta que entre ese elenco de comparsas, entre ese ganado cánoro tan bien apartado para el lucimiento de la estrella, se coló un toro bravo. El muchacho que tenía que encarnar a Germont, el otro rol principal del la obra, un cantante descocido a nivel internacional que decía ser español pese a su apellido alemán, sabía cantar. ¡Vaya si sabía cantar! La diva no daba crédito. ¿Quién era ese joven rubio, de ojos claros, y elegante belleza? ¿Quién era ese cantante de técnica sublime que la estaba eclipsando a ella, a la divina? Entre seducida y aguijoneada por esta presencia inesperada, la Callas decidió que a ella no le hacía sombra nadie, y en lugar de seguir el plan inicial, caja fácil sin esfuerzo, destapó el tarro de la esencias, desencadenando una de las noches más mágicas que la ópera haya conocido nunca. Una espiral retroalimentada de voces, interpretación y complicidad entre ambos. Una obra de arte todavía no superada y que entró en el olimpo lírico como La Traviata de Lisboa.

Como es de imaginar, para aquel desconocido cantante que tanto impresionó a la diva ese día marcó un antes y un después. Salió catapultado a la primera fila de los circuitos internacionales donde se mantuvo más de 40 años convirtiéndose en el mejor tenor de la segunda mitad del siglo XX y quien sabe si de la historia. Su nombre era Kraus, Alfredo Kraus.

lunes, 23 de mayo de 2011

Orfeo llora por Eurídice



Opera: Orfeo ed Euridice, estrenada en Viena 1762



Autor: Christoph Willibald Gluck sobre un libreto de Ranieri de Calzabigi basado en el mito de Orfeo.


Gota: Aprovechamos el Orfeo y Euridice de anoche en el teatro de la Maestranza de Sevilla para salirnos de los cauces más populares del repertorio y recalar en esta joya, cuya relevancia histórica es enorme. La opera nació hace más de 400 años allá por Florencia, cuando un grupo de intelectuales renacentistas intentaban recuperar la tragedia griega, el maravilloso y simple arte de combinar drama y música. El invento echó a andar y tomó vida propia, y en paralelo a la propia evolución de la cultura occidental, fue olvidándose de su mirada a lo clásico, añadiendo capas de recargamiento, espectacularidad y ornamento. Cuando llegamos a la mitad del siglo XVIII nos encontramos con una ópera que ya no hay quien reconozca, absolutamente alejada del ideal que la alumbró y al servicio del puro virtuosismo vocal. Hasta que llegó Gluck y dijo basta. Volvió de nuevo la mirada atrás, a la tragedia clásica, con toda su sencillez y equilibrio, y decidió refundar la ópera creando esta maravillosa obra. Sobre ella se construye toda la ópera alemana posterior (Mozart. Beethoven, Wagner) y por extensión la del resto de occidente. Como ejemplo, este delicioso J'ai perdu mon Eurydice, que tanto ha ayudado a difundir el gran Juan Diego Flórez, la expresión de un amor tan intenso que puede hacer que los muertos regresen

viernes, 20 de mayo de 2011

Galería de malvados (V): Klingsor


Ópera: Parsifal, estrenada en el Festival de Bayreuth en 1882.



Autor: Richard Wagner, basado en el poema Parzival de Wolfram von Eschenbach y en el Perceval de Chretien de Troyes.


Gota: No es difícil acordarse de Klingsor al albur del vergonzoso episodio de Dominique Strauss-Kahn. Klingsor, el pérfido antagonista de Parsifal, era uno de los caballeros de de la orden del Amfortas, buenos entre los buenos, valientes entre los valiente, rectos entre los rectos y guardianes del Santo Grial. Pero hete aquí que nuestro protagonista de hoy tenía una singular querencia concupiscente, o como dirían en mi pueblo, que estaba más caliente que el palo de un churrero. Expeditivo como era, e incapaz de controlar esta lujuria, opto por amputarse sus órganos genitales, lo que condujo a su expulsión de la Orden de Amfortas y a un destierro humillante. Menuda pieza. Strauss-Kahn, quiero decir.

miércoles, 18 de mayo de 2011

Galería de malvados (IV): Pinkerton


Ópera: Madama Butterfly, estrenada en 1904 en La Scala de Milán.

Autor: Giacomo Puccini, con libreto de los míticos Illica y Giacosa.

Gota: Según la RAE malo es aquel que carece de la bondad que debe tener según su naturaleza o destino. Si es así Pinkerton es, aunque no lo parezca, para cambiarse de acera al verlo venir. Puede que este marinerito americano, blanco y reluciente cual primera comunión, no sea el clásico malvado de manual, con restos de sangre entre los dientes, pero es un auténtico truhán, un ser ególatra y narcisista, sin sombra de empatía, y nulo para valorar las consecuencias de sus actos, de esos que circulan por la vida a lo Strauss-Kahn, como si estuvieran en un supermercado donde basta desear algo para ir y cogerlo. Y para acentuar su maldad, para hacer más grave la afrenta, Puccini coloca enfrente a Cio-Cio-San, a Madama Butterfly, una criaturita, poco más que una niña, tan tierna, tan inocente, tan ingenua, tan delicada, tan entregada… un imán para que la maldad inconsciente y egoísta de Pinkerton se pose sobre ella con resultados fatales. Todo ese egoísmo hedonista queda perfectamente expresado en este Dovunque al Mondo, en el que nuestro malo de hoy, alegre, ufano, presume de su forma de vivir sin pensar en las consecuencias. La peculiar versión que hemos elegido, una producción cinematográfica de Jean-Pierre Ponnelle, tiene interés musical (Karajan, Domingo) pese a su peculiar puesta en escena tan lejos del Nagasaki de principios del siglo XX , no se asusten.

lunes, 16 de mayo de 2011

Galería de malvados (III): Azucena


Opera: Il trovatore, estrenada en el Teatro Apolo de Roma en 1853.

Autor: Giuseppe Verdi, sobre un libreto de S. Cammarano basado en la obra El Trovador, de Antonio García Gutiérrez.

Gota: Como a tantos artistas de la época, a Verdi le atraía lo español. Varias de sus obras están ambientadas en España (Ernani, Il trovatore, Don Carlo), tienen pasajes folclóricos hispanizantes (La Traviata) o están basadas en textos de autor español (Simón Boccanegra, Il trovatore). Además, Verdi aprovechó su visita en 1863 a Madrid para el estreno patrio de La Forza del Destino y realizó un largo viaje que le llevó a conocer El Escorial, Granada Sevilla o Cádiz, todo un despliegue para la época.  Dentro de los acusados estereotipos románticos en los que el maestro de Busseto siempre apoya en sus incursiones hispanas, destaca esta Azucena de Il trovatore. Es la supuesta madre del trovador Manrico, una gitana racial, maquiavélica y atroz, capaz en su afán de venganza de quemar a un bebé en una hoguera o  de celebrar la muerte de quien ha criado como a un hijo si hace daño a su odiado conde de Luna. Todo muy exagerado y maniqueo, pero cuando uno se sienta en la oscuridad del teatro no puede evitar un escalofrío al escuchar este Stride la vampa e imaginar esa terrible muerte a manos de las llamas. En este video la interpretación corre a cargo de Fiorenza Cossotto, seguramente la mezzosoprano más importante de la segunda mitad del siglo XX, que en este complicado papel está soberbia. Cuidado con las pesadillas…

martes, 10 de mayo de 2011

Galería de malvados (II): Mefistófeles



Opera: Faust,  estrenada en el Teatro Lírico de París en 1859.

Autor: Charles Gounod sobre un libreto de Jules Barbier y Michel Carré basado en una obra teatral del propio Carré e inspirada en el Fausto de Goethe.

Gota: dejando aun lado el pequeño desfase sonido/imagen de este video, es fabuloso. Fabuloso como Gounod imaginó este Mefistófeles que alegre celebra como nos controla por el deslumbramiento que nos provoca el becerro de oro, el vil metal. Fabuloso el montaje de la Staatsoper de Viena, tan simple y a la vez tan acertado subrayando el texto. Fabuloso Ruggero Raimondi, que es este papel lo borda tanto vocal como dramáticamente. Pero lo más fabuloso, por increíble,  es comprobar que después de tantos años y de tantas crisis, de tanta especulación y tanto abuso, todavía se nos olvide los que ya nos decía Gounod hace 150 años: qué Satán dirige el baile!!!   

viernes, 6 de mayo de 2011

Galería de malvados (I): Scarpia


Opera: Tosca, estrenada en Teatro Costanzi de Roma en 1900.

Autor: Giacomo Puccini sobre libreto de Luigi Illica y Giuseppe Giacossa.

Gota: Puccini se equivocó. No debía haber llamado a esta ópera Tosca sino Scarpia, que es como se llama el malo, el jefe de la policía de Roma en tiempo de la invasión napoleónica y que está dispuesto a todo por acceder a los favores de Floria Tosca. El Barón Scarpia es uno de los personajes más sobrecogedores que hayan pisado un escenario y dota a Tosca de una profundidad conceptual que no alcanza ninguna otra obra de Puccini. La pasión,  el abuso, la manipulación, el poder, la religión como legitimadora del mismo… son aspectos que esta ópera aborda de manera magistral con Scarpia como epicentro. Es un malo malísimo, despiadado, brutal, que en su obsesión por poseer a Tosca es capaz de cualquier cosa. Este Te Deum en el que hoy recalamos es abrumador. Toda la maldad, toda la falta de principios, toda la manipulación de lo colectivo al servicio de lo particular, toma forma y se muestran de manera descarnada, alcanzando el climax con ese ¡Tosca, mi fai dimenticare Iddio! (¡Tosca, haces que me olvide de Dios!) realmente espeluznate. En este caso se trata de un montaje del Metropolitan en el que Scarpia está encarnado por George Gagnidze, un interesante barítono georgiano que el año pasado pudimos ver en el Simon Boccanegra del Teatro Real. ¡Qué miedo!

jueves, 5 de mayo de 2011

Grandes coros (VI): grandioso Tannhauser



Opera: Tannhauser , estrenada en el Teatro Real de Dresde en 1845. 

Autor: música y texto Richard Wagner, basado en leyendas tradicionales alemanas. 

Gota: este rápido post pretende corregir un error. Manuel Bustabad nos ha apuntado, con gran acierto, que en el repaso por grandes coros de la semana pasada habíamos dejado fuera a Wagner, algo bastante impresentable. Lo confieso, me pasé varios días intentando encontrar un video del coro de los peregrinos de Tannhauser en un buen montaje, pero no fui capaz. Ante esa tesitura no lo incluimos en el blog, lo que claramente dejo cojo nuestro repaso coral. Para enmendarlo, hoy, en versión sólo audio, les dejamos con un coro vibrante, grandioso y emocionante, cierren los ojos y déjense llevar por esta obra maestra.     

Pequeño homenaje a Muti

Como ustedes ya saben, ayer se concedió a Riccardo Muti el Premio Príncipe de Asturias de las Artes. Aunque la noticia ha sido recibida por los medios de manera positiva, en la red se levantó bastante polvareda en torno a la idoneidad del fallo. Por poner un ejemplo cercano, la cuenta de Twitter de este blog, @gotasdeopera, echaba humo al respecto. En el fondo creo que a los aficionados a la música nos divierten a estas cosas, es una forma de echarle picante a un mundo tan serio y circunspecto: que si mejor Abbado, que si más grande Rattle, que si más contrastado Haitnik… Como pasa con el buen vino, superado cierto nivel de calidad ya sólo cabe aplicar para establecer rankings la pura subjetividad de cada uno, que luego tratamos de legitimar con posteriores argumentos racionalizadores, pero detrás de los cuales no hay más que nuestro particular gusto. Por este motivo, dejamos a un lado la batalla sobre la primacía de las batutas internacionales para constatar que Muti es muy grande y tiene un hueco entre los indiscutibles. Aparte de su impresionante trayectoria y repertorio (Maggio Musicale Fiorentino, Filadelfía, Salzburgo, Chicago, y sobre todo La Scala), es un director inmenso, un artista en todo el sentido de la palabra, que combina rigor y exigencia con un carácter, un carisma, una pasión que consigue arrastrar tras de él a toda la orquesta hacia el objetivo creativo que persigue. Sirva como ejemplo este breve y divertido video, que retrata perfectamente al personaje, que encima es un cachondo mental:




Pero de lo que se trata es de escuchar su música. ¿Qué elegir? Qué sea una obertura, para que sea él el protagonista. Qué sea en La Scala, el templo que dirigió durante 20 años. Y como es jueves y estamos cansados, que nos levante la moral. Sí, ha acertado, el final de la obertura de Guillermo Tell de Rossini. ¡¡¡¡A por ellos!!!

miércoles, 4 de mayo de 2011

Mozart, Cherubino y el amor: Voi che sapete


Opera: Le nozze di Figaro (Las bodas de Fígaro), estrenada en el Burgtheater de Viena en 1786.


Autor: Wolfgang Amadeus Mozart, con libreto de Lorenzo da Ponte basado en la obra Beaumarchais.


Gota: No habla muy bien de este blog el que en un mes de vida no le hayamos dedicado ni un minuto a Mozart, así que vamos a aprovechar que el pasado domingo se cumplieron 225 años del estreno en Viena de Las bodas de Fígaro para limpiar tan indigno borrón. Las óperas de Mozart son preciosas, vivas, naturales, llegan con mucha más intensidad que las de sus predecesores, principalmente porque su música consigue dotar a sus personajes de una emotividad hasta ese momento desconocida. Un gran ejemplo de esta habilidad para construir musicalmente emociones es este Voi che sapete en el que Cherubino, el paje del sevillano conde de Almaviva, nos trasmite con grandes dosis de inocencia sus inquietudes sobre la naturaleza del amor, un pasaje cumbre de la historia de la ópera. El video de hoy corresponde a una gran producción del Festival de Salzburgo de 2006, en la que el rol de Cherubino, aunque escrito originalmente para Mezzosoprano, está interpretado por una soprano, la alemana Christine Schäfer, que está soberbia.      

viernes, 29 de abril de 2011

Grandes coros (V): Il trovatore. Mucho Verdi, mucha energía.


Opera: Il trovatore, estrenada en el Teatro Apolo de Roma en 1853.

Autor: Giuseppe Verdi sobre un libreto de S. Cammarano basado en la obra El Trovador, de Antonio García Gutiérrez.

Gota: Energía para cerrar esta semana de coros. Qué fuerza tiene Verdi. Qué fuerza Il Trovatore. Qué fuerza este “Vedi le fosche notturne spoglie”, el coro de los gitanos, el coro de los yunques. Esa cadencia subyugadora y casi mecánica del martillo contra el yunque, quien sabe si una singular relectura de los cantes de fragua flamencos, ha sido rescatada desde el cine de los hermanos Marx hasta los dibujos animados de Popeye, desde Glenn Miller y su big band hasta anuncios de salsa para pasta. ¿La clave de su éxito? Muy sencillo, es pura energía!!!

jueves, 28 de abril de 2011

Grandes coros (IV): Doña Francisquita y sus románticos






Zarzuela: Doña Francisquita, estrenada en el Teatro Apolo de Madrid en 1923.

Autor: Amadeu Vives i Roig sobre un libreto de Romero Sarachaga y Fernández-Shaw basado en la obra de Lope de Vega La discreta enamorada.

Gota: Como esta semana estamos de coros no podíamos pasar por alto la zarzuela, y de paso aprovechar para preguntarnos por qué tiene tan mala prensa en nuestro país el género lírico autóctono. Entro otros menores, dos son los factores que sustentan esta fama, y están vinculados a una reiterada confusión de la parte con el todo. En primer lugar se tiende a asimilar el popular género chico, producto barato y de masas fruto de las escaseces del final del XIX, con Zarzuela, un arte centenario y destilado que hunde sus raíces en el siglo de oro, bajo un modelo con matices locales pero extendido en toda Europa: la fusión de drama y música. El segundo factor, posiblemente el más relevante, la falta de un aggiornamento ideológico que le de encaje y legitimidad en la España actual, en la que equivocadamente se entiende la zarzuela, como algo caduco, antiguo, basado en una colección de tópicos de una país de charanga y pandereta, de toreros y chulapos,  centralista y madrileño. Es una visión distorsionada, la zarzuela es amplísima, la hay vasca, la hay catalana, llegó a América Latina e incluso a Filipinas, donde tomó su propio camino. Es más, se podría decir que en realidad la zarzuela ha permitido reflejar la España plural que siempre fue aunque se negara, en la que hay sitio para Guridi y su caserío vasco, para Chapí y su bruja aragonesa, o para que Vives, catalán de pura cepa nacido a los pies de Monserrát, compusiera esta madrileñísima y maravillosa Doña Francisquita, cumbre del genero y que uno nunca se cansa se escuchar. Sacudámonos los complejos, terminemos con los lugares comunes y vamos a dejar de castigarnos renunciado a una parte deliciosa de nuestro legado cultural.  

miércoles, 27 de abril de 2011

Grandes coros (III): A bocca chiusa


Ópera: Madama Butterfly, estrenada en 1904 en La Scala de Milán.

Autor: Giacomo Puccini sobre un libreto de Illica y Giacosa.

Gota: Para crear un coro en el los cantantes no estén en escena y, además, no abran la boca en toda la interpretación, hay que ser muy valiente. Para que además ese coro se convierta en uno de los más sensibles, emotivos y refinados de la historia de la ópera, hay que ser Puccini. Es verdad que este Coro a bocca chiusa de Madama Butterfly pierde escuchado de manera aislada, pero funciona dramáticamente de manera tan extraordinaria, que en el contexto de la representación resulta sobrecogedor. Falso amor, ingenuidad, maltrato, mentira. Todo se disipa cuando el barco de su amado llega a puerto y Cio-Cio-San, segura de que sus penas han terminado, aguarda con su hijo en brazos a que pase la noche y la luz del alba le devuelva a su hombre. Y mientras el coro vibra, algo dentro de nosotros tiembla, porque intuimos que no es amor lo que trae el nuevo día.

martes, 26 de abril de 2011

Grandes Coros (II): Tiempo de toros, tiempo de Carmen



Ópera: Carmen, estrenada en la Ópera Cómica de París en 1875.

Autor: Georges Bizet, basado en la novela homónima de Prosper Merimée y libreto de L. Halevy y H. Meilhac.

Gota: Contaba el gran Rubén Amón en su imprescindible  Blog de Pecho, que el principal vínculo que une a los toros con la ópera lo constituyen los críticos españoles decimonónicos, que en un singular ejercicio de pluriempleo compaginaban sus funciones en lo taurino y en lo lírico. De Chicuelo a Verdi, de Lagartijo a Wagner. Y luego claro, dos coros que resuenan de uno a otro a otro confín, el Di Madride noi siam mattadori de La Traviata, que ya caerá, y el que hoy nos ocupa, Les voici! voici la quadrille de Carmen. Superado el sonrojo que produce ver como nos dibujan nuestros tópicos, y aun conscientes lo manido del tema, es que es sólo oír los primeros compases y le entran a uno ganas de hacer el paseillo!!! El montaje, con todos los aliños que los esterotipos románticos mandan, es del Covent Garden de Londres, de lo más vistoso. 
  

lunes, 25 de abril de 2011

Grandes Coros (I): Va pensiero, viva Verdi!!!




Ópera: Nabucco, estrenada en 1842 en la Scala de Milán.



Autor: Giuseppe Verdi, sobre libreto de T. Solera basado en el antiguo testamento y en Nabuchodonosor, de F. Cornué y A. Bourgeois.


Gota: Esta semana queremos dedicarla a algunos de los grandes coros de la historia de la ópera, y claro, empezar por Verdi nos parecía obligado. Los artistas sublimes, los creadores que trascienden su tiempo y entran en la eternidad, suelen sumar al genio creativo su condición de catalizadores y amplificadores de la realidad social que les tocó vivir. Hasta tal punto cumplió Verdi ese rol, que terminó por ser uno de los principales iconos del proceso de unificación de Italia del que ahora se cumplen 150 años. VIVA VERDI escribían los italianos por las paredes, un acrónimo que bajo un supuesto fervor melómano escondía el anhelo por la unidad de Italia bajo el reinado del rey Vittorio Emmanuel: VIVA VERDI = VIVA Vittorio Emmanuele Re DItalia. Todo empezó un 9 de marzo de 1842. Milán, todavía en manos austriacas, asistía al estreno de Nabucco, la tercera ópera de un prometedor compositor: Giuseppe Verdi. Parecía que sólo iba a ser una obra más, pero llegó el tercer acto y con él la magia: Va, pensiero, sull'ali dórate… Los milaneses, hartos de dominación extranjera y henchidos de deseo por construir un estado propio junto a sus hermanos italianos, sintieron que aquél canto, que aquel lamento del pueblo hebreo que añora su patria, no era sino una expresión de su propio llanto, de su propio anhelo de construcción nacional, y lo convirtieron en un himno de lucha. Había nacido un mito, Verdi, y pocos años después un estado, Italia, bajo el reinado de Vittorio Emmanuel I. La historia culmina casi 60 años después, en 1901, cuando en una fría mañana de enero todo Milán se echa a la calle para dar su último adiós al maestro Verdi, y al pasar el cortejo fúnebre, de manera espontánea, el pueblo comienza a cantar: Va, pensiero, sull'ali dórate… 
El montaje del Metropolitan, con su habitual vehemencia escenográfica, soberbio y con bis incluido.

miércoles, 20 de abril de 2011

Sin duda, la ópera


Ópera: L'elisir d'amore, estrenada en el Teatro de la Canobbiana de Milán en 1832.



Autor: Gaetano Donizetti con libreto de Felice Romani, basado en Le philetre de Eugene Scribe.


Gota: hoy íbamos a hablar del amor y de Las Bodas de Fígaro, pero ya no puedo, la emoción no me deja. Tenía casi terminado el post cuando @DolorsBoatella ha culminado nuestro debate de ayer (¿Quién es mejor, Kraus o Flórez?) con un hashtag, #sindudakraus, y con un video, este que hoy nos ocupa. ¿Qué se puede decir? No se quien es mejor, y en realidad no importa. Lo que se es que cada vez que uno ve esta furtiva lágrima, un torrente de emoción te recorre la piel ante la elegancia madura, la expresividad serena y técnica soberbia de Kraus. Lo que se es que Flórez es grande, enorme, y que jamás he sentido en un teatro nada semejante al arrebato que produce su voz, su expresión, su presencia. Lo que se es que la ópera es algo maravilloso, que llega dentro como pocas cosas, y que gracias a Kraus, que gracias a Flórez, los mortales podemos, aunque sea por un segundo, asomarnos al abismo del duende, del misterio y de la emoción. De todo corazón, gracias.

martes, 19 de abril de 2011

¿Quién es mejor, Kraus o Flórez?



OperaLa fille du régiment (La hija del regimiento), estrenada en 1840 en la Ópera Cómica de París.


Autor: música de Gaetano Donizetti y libreto de J.F. Bayard y J.H. Vernoy de Saint George.

Gota: Ayer reenviamos por Twitter el enlace de la que fue la primera entrada de este blog: Juan Diego Flórez al asalto de los famosos nueve Do de pecho del Ah! Mes amis, quel jour de fête de La Hija del Regimiento.  Al socaire de este video estalló el debate ¿Quién es mejor, Kraus o Flórez?  @ibonr puso sobre la mesa este precioso montaje en el que ambos se intercalan  interpretando Pour me rapprocher de Marie, otro aria de la misma ópera, ideal para establecer comparaciones.  Tras larga reflexión sólo alcanzo  una conclusión: la pregunta me viene grande, como preguntarle a un niño si quiere más a mamá o a papá. Me parecen dos genios absolutos, que gozan de técnicas prodigiosas, bellísimos timbres y una sutilidad en la interpretación que llega muy hondo.  Hecha la salvedad que ayer apuntaba @Smycaro,  que en la grabación uno es treinta años más joven que el otro, admito mi incapacidad, me rindo y lo dejo en sus manos: ¿Quién es mejor, Kraus o Flórez?

lunes, 18 de abril de 2011

Hoffmann, cuentos que también gustan a los niños



Ópera: Les contes d’Hoffmann (Los cuentos de Hoffmann), estrenada en 1881 en la Ópera Cómica de París.

Autor: Jacques Offenbach, sobre un libreto de Jules Barbier basado en cuentos de E.T.A. Hoffmann.

 Gota: Creo que nunca he disfrutado tanto en un teatro como el primer día que pude llevar a mi hermana pequeña a la ópera. Tuve que esperar a que cumpliera los preceptivos ocho años que exigen en el Teatro Real y a un título suficientemente digerible para una niña pequeña: Los cuentos de Hoffmann. Entre preocupado por su escasa capacidad de aguante y tenso ante su imprevisible reacción llegamos a nuestro asiento. Me equivocaba, fue delicioso comprobar como la magia de la ópera es capaz de envolver a una personilla y mecerla entre sus brazos durante tres horas de risas, miedos, y hasta algún amago de ponerse a bailar sobre la butaca. Perdonen el abuso de este apunte personal, pero como es sentimiento noble el que uno añore a su hermana, y que nos sirve como escusa para disfrutar del precioso inicio del tercer acto de Los cuentos de Hoffmann, su famosa barcarola, estoy seguro de que ustedes sabrán disculparme. Y lleven a sus niños a la ópera, se sorprenderán.

viernes, 15 de abril de 2011

El conejo de Sevilla




Mantenemos el principio de que el viernes es un gran día para ponernos nuestra mejor sonrisa, hoy nos ayuda Bugs Bunny. Los creadores de tan simpático conejo lo hicieron deambular en varias ocasiones por el mundo de la lírica con resultados absolutamente geniales. En el caso hoy nos ocupa, se trata de una peculiar versión de El Barbero de Sevilla  que está considerada una de las mejores piezas de dibujos animados de la historia (Jerry Beck: The 50 Greatest Cartoons: As Selected by 1,000 Animation Professionals. Turner Publishing, 1992). Para los que buscan tres pies al conejo, está llena de guiños, como el cartel que al principio anuncia la representación, un juego de palabras entre los nombres de los creadores del corto y las grandes estrellas de la lírica del momento,  el telón del teatro, una reproducción casi perfecta del histórico del Metropolitan de Nueva York, o esa alusión final mediante un enorme pastel a una hipotética continuación pero bajo la trama del La Bodas de Fígaro. Una obra maestra.

jueves, 14 de abril de 2011

La Bartoli llora por Haendel





Opera: Rinaldo, estrenada en el Queen´s Theatre de Londres en 1711.

Autor: Georg Friedrich Haendel con libreto de Giacomo Rossi.

Gota: Se cumplen hoy 252 años de la Muerte de Haendel, el gran compositor de la ópera barroca. Es incomprensible que Haendel no sea uno de los grandes símbolos de esa Europa que intentamos construir a trompicones. Nació y se educó en Alemania, se trasladó a vivir a Italia para empaparse de la ópera en su origen, y con todo ese bagaje marcho a Inglaterra, donde durante casi 50 años desarrollo el grueso de su carrera, muriendo como ciudadano inglés. Sus composiciones, como toda la ópera barroca, distan mucho de patrón romántico al que estamos más acostumbrados; la voz, el lucimiento del cantante, son el objetivo principal, relegando la orquestación a un segundo plano. Con todo, alcanza momentos de una belleza sublime, como el celebradísimo Lascia ch'io pianga perteneciente a la ópera Rinaldo en el que hoy nos paramos en versión audio. El rol de Rinaldo se compuso para ser cantado por un castrato, por lo que en la actualidad lo interpretan contratenores o mezzosopranos. Dentro de esta segunda tesitura se encuentra Cecilia Bartoli, una de las grandes divas de actualidad que ha cultivado especialmente la ópera barroca, y que ha construido su carrera sobre una técnica impecable y un carisma arrollador sobre el escenario, aunque siempre se le podrá achacar su querencia al menos expuesto recital. Como sea, que preciosidad:





Lascia ch'io pianga mia cruda sorte,



E che sospiri la libertà!



E che sospiri, e che sospiri la libertà!



Lascia ch'io pianga mia cruda sorte,



E che sospiri la libertà!

 

Il duolo infranga queste ritorte



De' miei martiri, sol per pietà



Lascia ch'io pianga mia cruda sorte,



E che sospiri la libertà!



E che sospiri, e che sospiri la libertà!



Lascia ch'io pianga mia cruda sorte,



E che sospiri la libertà!